El Tiempo Ganado en el Tráfico

Escrito por: Eduardo Iberico.

UNA CIUDAD Y VARIAS HISTORIAS

Lima, hace más de 400 años, durante el Virreinato fue llamado “La ciudad de los reyes” y más tarde, en 1964, por Sebastián Salazar Bondy como “Lima la Horrible”.

En cualquier caso, Lima es una ciudad de cerca a los 9 millones de habitantes, caótica y con un sistema de trasporte cada vez peor. Sin embargo, también es una ciudad donde puedes encontrar la comida más deliciosa, desde el tradicional “ceviche”, pasando por la “pachamanca”, hasta el riquísimo “tacacho con cecina”; además, sus calles, avenidas y arquitectura han inspirado a artistas, escritores y poetas, como la Calle Saenz Peña, la Av. Pedro de Osma o el Puente de los Suspiros en el distrito de Barranco; y  no olvidar las Casonas e Iglesias coloniales del siglo XVI muy bien conservadas en el distrito del Cercado de Lima, como la Casa Riva Agüero, el Palacio Torre Tagle, la Iglesia San Francisco o la Iglesia de Santo Domingo y entre otros. Y me olvidaba, puedes ver los mejores atardeceres frente al mar, a lo largo de los 20 kilómetros de la Costa Verde.

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Imagen: Atardecer en la Costa Verde.

LA ATRACADERA

Dicen que perdemos 2 a 4 horas al día atascados en el tráfico, en esta ciudad poco densa, desparramada como tinta sobre el tablero por los 3 valles (Rímac, Chillón y Lurín); este tiempo en traslatarnos si lo multiplicamos al mes hacen 60 horas y al año 720 horas o sea 30 días (¡Qué cosas no!). Entonces, decidí darle “Vuelta a la Tortilla” y ver el lado positivo de las cosas, como siempre me enseñaron mis padres, aprovechar el tiempo en algo que valiera la pena.

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Imagen: Autobús en Lima.

BAJA EN LA ESQUINA

Un día, explorando en los vídeos de YouTube, encontré una conferencia de Marco Antonio Regil, periodista mexicano y autor del libro de finanzas “Vendedores Perros”. Marco, menciona que utilizaba las horas de espera en los aeropuertos y los viajes en avión para leer, gracias a ese tiempo logró leer un número considerable de libros. Entonces, decidí tomar ese consejo en mis viajes en autobús camino al trabajo, los cinco días a la semana. El tiempo que demoro en ir de mi casa a la oficina es aproximadamente 40 a 60 minutos ida y otro igual de regreso. Sumando hacen un promedio de 2 horas al día y 10 horas a la semana. Empecé a leer en Enero de este año el libro “Los años de peregrinación del chico sin color” del escritor japonés Haruki Murakami y la verdad pensé que nunca lo iba a terminar; pero ese día llegó el lunes de esta semana. Me sentí muy bien y fue gratificante, utilizar el poco tiempo que disponía en leer.

Así puedes utilizar las horas que sueles llamar “tiempo perdido” en algo provechoso, si conduces un auto puedes escuchar ese disco, CD o canción que nunca tuviste tiempo de hacerlo y disfrutarlo ó si vas en autobús, ya sabes, puedes leer un libro. Recuerdo que en muchos de mis viajes rumbo a mi centro laboral por las mañanas, muy temprano, tomaba el bus y ni bien podía coger asiento, abría mi mochila sacaba el libro y me disponía a leer, muchos me miraban raro, porque reconozcamos todos vamos apurados al trabajo y lo último que pensaríamos hacer es leer. Para mi regreso hacia lo mismo; aunque, a veces mi cuerpo estaba agotado por las horas de arduo trabajo, pero comía un caramelo halls, me despertaba de inmediato y volvía a sumergir en el mundo de “Tasaki Tskuru” en pleno centro de la ciudad de Tokio en Japón; construyendo ferrocarriles, tratando de encontrar un camino para su vida y respuestas de sus cuatro amigos que había dejado de hablar hace 16 años. Una novela donde el autor describe cada conversación con gran detalle que te sorprende y te anima a retomar charlas con amistades alejadas por era digital, porque se ha perdido la interacción “face to face” con las personas que nos rodeas y ha sido sustituida por las horas sumergidas en los Smartphone, el Whatsaap y las Redes Sociales.

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Imagen: «Los años de peregrinación del chico sin color» de Haruki Murakami.

SIN QUERER, QUERIENDO SE PUEDE

No hay tiempo perdido. No existen malas situaciones, sólo es una percepción equivocada de una realidad. Con esta novela, acabé de leer 04 libros que me había propuesto leer y ahora he seleccionado otros 08 más. Estoy ansioso por empezar la semana para leer e introducirme en mundos mágicos; entre libros de arquitectura, literatura clásica y contemporánea. Ya les contaré como me va.

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