Piura: La Costa Norte del Perú por Descubrir
Escrito por Eduardo Iberico.
Perderse es la mejor forma de encontrarse. Así me tocó vivir hace un mes: extraviarme en el horizonte, el sol al atardecer y el ruido de las olas en la madrugada. Para luego, encontrarme.
EL VIAJE
Una mañana de trabajo habitual, de concentración y diseño perseverante. Recibí una llamada que lo cambiaría todo. Un boleto de tren que arriba cada cierto tiempo, un salvavidas al naufragio, una oportunidad.
Me dijo: Eduardo, te necesito en Piura. Pregunté: ¿Para qué? Me respondió: Para materializar las ideas.
Sin conocer más detalles, acepté. Era una oportunidad que no podía dejar pasar. Sin más, se planteó la fecha y enrumbé hacia las playas de Órganos. Sin conocer lo que me esperaba, no busqué en Internet ni en mi celular, la ubicación exacta del sitio, solo intuí que se encontraba en algún lugar lejano. Tampoco averigüé los lugares que debía conocer (como habitualmente lo hago cuando viajo). Puse algunas prendas en la maleta y me fui.
Partí al terminal de buses para esperar al autobús que me conduciría al lugar misterioso. Viajé desde Lima por 18 horas, durante las cuales pude descubrir numerosas ciudades que se localizan en el norte del Perú. Pasé por Ancón, Chancay, Huacho, Barranca, Huarmey, Chimbote, Virú, Trujillo, Chicama, Pacasmayo, Chiclayo, Piura, Sullana, Talara, El Alto hasta llegar a mi destino “Órganos”. Algunas ciudades no se encontraban en mi mapa cerebral, pero estaban allí en mi recorrido, escondiendo historias y mostrando paisajes. Sentí por un momento que descubría el Perú. Como Cristóbal Colón y las tres en 1492.
En el trayecto en ómnibus conocí a un grupo de mujeres, algo mayores, y una joven chica que se sentó en el asiento del costado. Todas ellas se dirigían a Máncora, una ciudad a 20 minutos de Órganos, a pasar unas merecidas vacaciones. No hay duda que estar rodeado de mujeres de diferentes edades hizo que mis horas de recorrido pasaran volando, entre charlas e intercambio de dulces, chocolates y galletas. Puedo decir que la primera clase de una aerolínea aérea quedaba chica con lo cómodo que viajé. Una vez llegado a mi destino la despedida fue triste, pero enriquecedora poder conocer a personas de un espíritu inigualable.

Imagen: Vista desde el ómnibus camino a Órganos
LA LLEGADA
Una vez allí, me encontré con mi buen amigo Julio. Usaba unas gafas oscuras y un sombrero al estilo caribeño, solo faltaba la piña colada y el marco estaba listo. Nos dirigimos al hotel y la aventura comenzó. No tenía noción de qué diablos iba hacer allí por varias semanas, conocía poco sobre las actividades que se realizan en las playas del norte.
Sin embargo, recordé que hace un año atrás había leído un libro titulado “Ciudades Intermedias y Desarrollo Territorial” por J. Canzini y A. Schejtman. En la cual, describe a Piura como uno de los departamentos más articulados del Perú, además las pequeñas ciudades, como Órganos, fueron en sus inicios, caletas de pescadores que lograron su desarrollo con la exploración y extracción del crudo de petróleo por medio de plataformas ubicadas mar adentro.
Cada una de estas ciudades ubicadas en el departamento de Piura cumple una función respecto a la otra, articulado por carreteras y caminos, formando un bloque sólido que permite un crecimiento demográfico y económico en conjunto.

Imagen: Mi buen amigo Julio

Imagen: Mapa vial del departamento de Piura
MI ESTADÍA
Deseaba comprobar si todo lo leído era cierto. Me comencé a familiarizar con el personal de la obra de construcción, quienes me contaban historias y anécdotas de cómo la bonanza, en la época del petróleo, la ciudad se componía por infraestructura administrativa, equipamiento recreativo y viviendas de la empresa que tenía concesión allí. Luego, el operario de la obra me dijo que vino los años de la estatización de estas empresas privadas que trajo crisis, desestabilidad económica y laboral en los años de 1986-1990, que hizo que las empresas que operaban allí cerraran y se retiren de la actividad. Ya después, por 1996, las aguas bajaron su cauce y regresó la estabilidad, acompañado de actividades ancestrales como la pesca y artesanía. También apareció el turismo. Con la llegada de nuevos hoteles y viviendas temporales que deseaban alejarse del ruido del automóvil y la contaminación.
Entonces, ahora la ciudad de Órganos es pesca, aventura, naturaleza y turismo, acompañado de las hermosas playas que habitan en su litoral.
Lo curioso es que en Órganos se encuentra estratégicamente ubicado entre varias playas privilegiadas por su geografía y encanto. Puedes encontrar las playas Los Órganos y Punta Veleros, hacia el norte puedes ir a las playas de Vichayito, Máncora y Punta Sal; y por el sur al Muelle del Ñuro a ver nadar las tortugas verdes, la playas de Cabo Blanco y Lobitos. Todos ellos no más de 40 km de distancia. Un mini-market bien surtido, restaurantes de buen diente frente al mar o de S/.5.00 en la plaza, lavandería, mercado de frutas y carnes. Nada que envidiar, pero por supuesto, sí unas playas majestuosas y tranquilas.
Otro dato interesante es el sistema de transporte que te brinda la empresa “Eppo SA”, un negocio que me contaron, que es familiar y el cual, por mi experiencia brinda un servicio de primera. Puedes ir a Máncora a 10km de Órganos por S/. 2.00 nuevos soles ($ 0.68 dólar) o a la ciudad de Piura a 150km aproximadamente directo por S/.20.00 nuevos soles ($ 6.67 dólares).

Imagen: Mapa de la playas ubicadas en el litoral norte peruano

Imagen: A lo lejos se puede observar una plataforma petrolera

Imagen: Barcos pesqueros

Imagen: Playa Punta Veleros
LA AVENTURA
Entonces, aproveché una noche para enrumbar a Máncora, antes de eso, me aseguré de la hora del retorno del ómnibus a las 4:50am. Mas tarde, me fui preparando para aguantar la fiesta. Me bañé, vestí y me fui como siempre lo hago. Encontré en el camino a dos chicas que iban a hacer lo mismo, salir de fiesta a Máncora para luego regresar de madrugada. Tomé nota de sus teléfonos para vernos luego.
Llegué al lugar, paré un mototaxi y me dije a mí mismo “Casi estás en Berl-Air”. No, que va. Le dije que me llevara a un lugar para bailar o pueda tomarme un trago.
Me llevó, por supuesto, al boulevard de Máncora en donde finaliza en un malecón frente al mar, allí están los bares y discotecas. Encontré un bar acogedor. Tomé un par de copas. El tiempo transcurrió y me topé con tres chilenas que se encontraban de vacaciones, hubo muy buena química, bailamos y la pasamos bien. Camila, Macarena y Valentina estaban encantadas con las playas, el mar, el paisaje y por supuesto deseaban nadar con las tortugas verdes, que se ubican en el Muelle del Ñuro. Yo, como peruano y buen anfitrión, me ofrecí a acompañarlas. Pasada la noche, a unos días después, nos volvimos a encontrar en Órganos. Nos dirigimos al Ñuro y fue la experiencia más enriquecedora que pude vivir.
Nadar alrededor de estas tortugas gigantes y estar en medio de la naturaleza. Por supuesto, tomamos miles de fotos. Una travesía que será difícil olvidar.

Imagen: Camila, Macarena, Valentina y yo en el bote rumbo a ver las «tortugas verdes»

Imagen: Nadando con las «tortugas verdes»

Imagen: Con las piernas arribas, por temor al rose de las «tortugas verdes»
LA DESPEDIDA
Finalmente, concluyó mis labores por la cual viajé a Órganos y me tocó regresar a Lima con las energías bien cargadas para este largo invierno que aún parece no llegar.
Con esto quiero decir lo siguiente: Muchas veces planeamos nuestros días, semanas, meses y años. Resulta que nunca termina siendo como uno lo aguardaba. No esperes mucho de la vida, es mejor estar sorprendido que decepcionado. Así que a sonreír porque no sé si mañana vuelva a ver otra llamada y con ello una aventura más.
SERÁ HASTA LA PRÓXIMA…

Imagen: Vista de mi habitación a la playa Punta Veleros

Imagen: Playa Punta Veleros

Imagen: Gaviotas volando en el cielo azul de Órganos

Imagen: Arquitectura local

Imagen: Tipología de vivienda temporal con un techo de sol y sombra y ventanas amplias.
¡SI TE GUSTÓ ESTA ENTRADA, DALE ME GUSTA Y COMPÁRTELO EN TUS REDES SOCIALES!
–